El encarecimiento de la electricidad vuelve a presionar los precios en España. En febrero, la inflación interanual alcanzó el 3%, registrando su nivel más alto en meses debido al aumento de la factura eléctrica. Mientras tanto, la inflación subyacente, que excluye la energía y los alimentos frescos, continuó moderándose. Este contexto genera preocupación sobre el impacto en la economía y en el coste de vida de los hogares.
¿Por qué subió el IPC en febrero?
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el Índice de Precios de Consumo (IPC) aumentó un 3% interanual en febrero, una décima más que en enero. El principal factor detrás de este incremento fue el fuerte repunte en el precio de la luz, que contrasta con la caída registrada en el mismo mes de 2024. En otras palabras, la luz era inusualmente barata hace un año, lo que amplifica la subida actual en términos interanuales.
Otros componentes del índice presentaron un comportamiento mixto. Los carburantes y lubricantes para vehículos aumentaron sus precios, aunque en menor medida que en febrero del año pasado, contribuyendo a contener parcialmente el repunte inflacionario. Por su parte, la inflación subyacente cayó tres décimas hasta el 2,1%, lo que sugiere que, al margen de la energía y otros factores volátiles, las presiones inflacionarias siguen moderadas.
A nivel mensual, los precios subieron un 0,4% respecto a enero, acumulando cinco meses consecutivos de incrementos moderados. El dato de febrero muestra, por tanto, un repunte controlado de la inflación anual, impulsado casi exclusivamente por la electricidad. Para los consumidores, mantenerse informados sobre el precio de la luz actualizado es clave para elegir la mejor tarifa disponible en el mercado.
El precio de la electricidad se dispara en el mercado mayorista
El mercado mayorista de la electricidad en España alcanzó en febrero un precio medio de 108,3 euros por megavatio hora (MWh), superando nuevamente el umbral de los 100 €/MWh que no se veía desde finales del año pasado. Este nivel supone un incremento del 170% en comparación con los aproximadamente 40 €/MWh registrados en el mismo mes de 2024.
La causa principal de este encarecimiento fue una caída drástica en la producción eólica, debido a la escasez de viento. La generación eólica, habitualmente una fuente de energía barata y abundante, se redujo casi a la mitad, lo que obligó a recurrir a centrales hidroeléctricas y de ciclo combinado de gas, mucho más costosas. La producción de estas fuentes aumentó un 48,6% y un 53,1% interanual, respectivamente. Al no contar con la presión a la baja de la eólica, el precio de la electricidad se vio impulsado al alza.
Además, el contexto energético internacional contribuyó al aumento de precios. El gas natural, un componente clave en la generación eléctrica de los ciclos combinados, alcanzó en Europa un precio medio de 51 €/MWh en febrero, casi el doble que un año antes. También los derechos de emisión de CO₂ se encarecieron un 36% interanual, situándose en torno a los 76 euros por tonelada. Estos factores combinados llevaron al alza el coste de la electricidad, lo que ha llevado a muchos consumidores a buscar tarifas más económicas para reducir su gasto mensual.
Impacto económico y social del aumento de precios
El repunte inflacionario impulsado por la electricidad tiene consecuencias tanto para los hogares como para la economía en general. Para las familias, el aumento del precio de la luz encarece el coste de vida y reduce el poder adquisitivo. En febrero, la factura media de un consumidor con tarifa regulada rondó los 68,5 euros, lo que ha impulsado a muchos a comparar opciones antes de elegir una tarifa de luz. Herramientas como los comparadores de luz permiten evaluar las diferentes ofertas disponibles y encontrar la más conveniente.
A nivel empresarial y macroeconómico, el encarecimiento de la energía puede frenar la recuperación económica. Las empresas con un alto consumo eléctrico enfrentan mayores costes de producción, lo que podría traducirse en una reducción de márgenes o en subidas de precios trasladadas a los consumidores.
Por otro lado, el aumento del precio del gas también está empezando a afectar la demanda industrial en Europa, obligando a muchas empresas a buscar alternativas más estables. En este sentido, la tarifa PVPC, que sigue la evolución del mercado mayorista, puede resultar ventajosa en ciertos periodos.
El panorama energético sigue siendo incierto y dependerá en gran medida de la evolución del mercado eléctrico, las condiciones meteorológicas y las políticas regulatorias que puedan influir en el coste de la energía en los próximos meses.
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